21.12.2013 Cabo San Antonio-México

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Desde Cabo San Antonio  a México (Isla Mujeres) 

21 de Diciembre 

Me levanto a las cinco. Llego al puerto a las cinco y media. Me espera mi diminuta embarcación que puedo ver flotando solitaria en la madrugada fría y húmeda. 

Al rato llega la persona que está al mando de la gasolinera. Le acompañan los guardias de fronteras y Venegas. Todos me confirman que el viento va a ser muy duro hoy. Ya esta soplando aunque todavía no ha amanecido... 

Les comento que debo seguir adelante y que he decidido zarpar. 

Reposto 140 litros de combustible. Hago los trámites de aduana.

Los guardafronteras Cubanos (amabilísimos y dispuestos a ayudarme en todo igual que hicieron los de Santa Lucia y Habana) insisten en su consejo de no zarpar y me advierten del maremoto y las tremendas corrientes que me voy a encontrar..  

No se van a equivocar... 

Agradezco de corazón su interés y protección pero les comunico mi decisión de zarpar para intentar cruzar el temible Canal de Yucatán por primera vez en la historia a bordo de una embarcación así.

Zarpo de Cuba (Cabo San Antonio) al amanecer; a las 07:00 (06:00 hora mejicana) 

Hay 20 nudos (ya a esas horas..) de viento N.E. 

Al doblar punta Cajón, me sitúo con la luna a las once de mi posición y el sol naciente a las siete. Ese va a ser mi rumbo durante la próxima hora. Luego irá cambiando... La luna se pondrá a las dos; a las tres; a las cuatro... Y el sol a las ocho; a las nueve; a las diez...

A la media hora desaparece por completo la isla de Cuba. 

La mar se hace salvaje. Pleno Atlántico y con la corriente bestial del Golfo de México (Gulf Stream) 

Esta corriente está provocada por el movimiento de rotación terrestre (también el de traslación) y por la forma de las costas americanas y europeas.  Ponce de León fue el virtual descubridor de esta corriente en 1513. El lugar donde la corriente es mas dura es precisamente en el Canal de Yucatán porque el agua se encañona entre México y Cuba por pura razón geográfica (se estrecha el paso de masa de agua). Además es la única unión entre el mar Caribe y el Golfo de México. La energía de esta corriente es tal, que supone 100 veces el consumo global de energía... 

Las personas del lugar me habían dicho que en mi viaje voy a encontrar tres "ríos" bien perceptibles de la corriente. Tendrán una anchura de unas cinco millas cada uno. El primero aparecerá a 10 millas del Cabo San Antonio. El segundo en la mitad del Canal; a unas 60 millas de Cuba, y el tercero a 105 millas (15 millas antes de llegar a México). Lo reconoceré porque la mar me vendrá de todas partes... Efectivamente así ha sido. He encontrado el primer "río" enseguida de zarpar. 

Navegando siempre en pie y flexionado para amortiguar los constantes golpes de la mar, he ido avanzando poco a poco. Mi velocidad, unos 12 nudos como máximo... 

Después de cuatro horas de navegación empieza a sonar la alarma de combustible. Abro el pequeño tambucho donde Alex instaló el interruptor de la bomba de combustible y veo que hay un cable roto y desconectado... Se ha fastidiado en el peor momento! No va a funcionar el sistema de trasvase de combustible... Repostar en esas condiciones de mar sin este sistema va a ser crítico. Tengo que desamarrar cada bidón; abrir la toma de combustible de la embarcación y echar el combustible a pulso sin dejar que entre agua al deposito. Como las olas son enormes y el viento sopla a unos 30 nudos, va a ser una tarea muy difícil. Para colmo se me ha perdido en un golpe de mar el tubo que siempre llevo a bordo para hacer este trasvase en caso que la bomba no funcione. Decido fabricar un embudo casero con una botella de agua y unas bridas. El "invento" funciona más o menos y logro repostar aunque tardo más de una hora en la tarea. Todo esto ocurre navegando a la deriva; con el motor apagado y sabiendo que la corriente me empuja con fuerza rumbo Norte. En esta época del año, unos 5 nudos...

Al final pongo en marcha y establezco un rumbo 235 para compensar la deriva que solo puedo intuir. La carga de combustible me da para cinco horas de navegación en las que mi embarcación no está funcionando al cien por cien. Obviamente, ha entrado agua durante la operación de repostaje y el motor lo está acusando. Solo espero que no se pare ahora... 

En estas horas de gran soledad y angustia (una ola puede arrasarme; el motor de mi embarcación puede pararse;  puedo impactar contra un contenedor a la deriva; declararse un incendio, sufrir un desmayo...) suelo meditar. Y rezar. 

También pienso en todas las cosas que me parecen tan importantes en tierra y que aquí se desvanecen casi por completo; aunque, a la vez, la situación límite que vivo me permita entender que vale la pena luchar por las cosas justas y necesarias. Como lo es enfrentarme a mi "socia" que pretende robar la parte que me corresponde en mi empresa; o mi hermano mayor que intenta quedarse en exclusiva con la vieja casa familiar que nunca heredó; o los políticos mafiosos que intentan robarnos a todos los españoles el noreste de nuestra Nación; o los otros políticos mafiosos (ahora de Castilla) que hacen (con nuestro dinero) construcciones de decenas de millones que luego se ven forzados a paralizar porque no sirven para nada, pero que les permiten que sus amiguetes "constructores" se lo lleven calentito y les quede también algo a ellos (claro); como es el caso de las "Cúpulas de la Energía" en Garray, Soria. En estos momentos, pienso que si salgo adelante ahora aquí en la mar; debo seguir enfrentándome a todo eso en tierra firme con más fuerza si cabe. 

Segunda operación de repostaje y después de hora y media aparece por fin la costa mexicana en el horizonte. Gran alivio y alegría indescriptibles... 

Frente a mí; Isla Mujeres. El lugar al que quería llegar. Se que es Isla Mujeres cuando me encuentro ya muy cerca de la costa y pregunto a unos pescadores... Llego a las 18.00 horas (19.00 en Cuba)

Me dirijo a Marina Paraíso, donde el Comodoro Escrich había avisado ayer desde La Habana de mi posible llegada. Ahí me encuentro a Carlos, un asturiano que me da un buen plato de carne y patatas para recuperarme de las doce horas de navegación en pie que me han permitido llegar a México desde Cuba... 

Gracias a Dios.